130 años de Škoda: historia de la marca y modelos icónicos | noticias automotrices | automotive24.center

130 años de Škoda: un viaje por la historia donde la velocidad nunca fue lo principal

Cuando se habla de los fabricantes de autos más antiguos de Europa, usualmente vienen a la mente nombres como Fiat, Ford o Renault

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Pero Škoda destaca en esa lista élite: ya cumplió 130 años. Claro, en aquel entonces se llamaba Laurin & Klement y no empezó con autos, sino con bicicletas y motocicletas. Los automóviles llegaron en 1905 y el nombre Škoda que conocemos hoy apareció en 1925, tras integrarse a un conglomerado industrial. Mucho antes de la era Volkswagen, la marca ya tenía una historia sorprendentemente rica y, en algunos momentos, bastante peculiar.

Cuando el lujo era cuestión de pura ingeniería

El recorrido por el pasado comienza con modelos que, para los estándares actuales, parecen prehistóricos. Por ejemplo, el imponente Superb 3000 de finales de los años 30. Sin dirección asistida ni rastro del confort moderno. En cambio, el asiento trasero es como un sofá de sala y el motor de seis cilindros suena refinado y sin prisas. Manejar uno de estos es toda una habilidad; hoy en día se siente casi como una atracción de feria.

Un poco después llegó el Škoda Rapid de los años 40. Puertas con apertura invertida, cambios que exigen punta-tacón y la estabilidad en línea recta más como deseo que como realidad. Pero las emociones que transmite son puras y auténticas.

De familiares prácticos a un todoterreno para Nueva Zelanda

En los años 50 y 60, la gama Škoda era sorprendentemente variada. El convertible Felicia: ligero, elegante y con estilo. El Octavia Combi: el antepasado práctico de los station wagons actuales, que incluso vacío podía ser caprichoso. Ya desde entonces se notaba: el Octavia tenía personalidad propia.

Y luego apareció el Trekka, un todoterreno creado especialmente para Nueva Zelanda. Anguloso, simple al extremo, con soportes para rifles. Parece un ladrillo con ruedas y se maneja parecido, pero justamente ahí está su encanto.

El último Škoda verdaderamente independiente

Vamos al final de los 80. El Favorit fue el último modelo desarrollado sin la intervención de Volkswagen… y, contra todo pronóstico, resultó ser un gran acierto. Ligero, compacto y divertido de conducir. Incluso hoy no se siente como pieza de museo, y la versión especial Black Line, con interior llamativo y techo corredizo, sigue viéndose atrevida.

El “Porsche del bloque del Este”

Pero el verdadero flechazo llega con otro auto: el Škoda 110 R de inicios de los 70. Un coupé con motor trasero, potencia modesta y un peso de apenas unos 800 kg. En números no impresiona. En sensaciones, puro placer al volante. Suena alegre, responde con ganas y regala esa sensación de libertad juvenil por la que inventaron los automóviles.

Sí, los asientos no tienen soporte lateral y todo es austero al máximo. Pero precisamente autos como estos mantienen viva la historia del automóvil. No es casualidad que hoy Škoda sea una de las marcas más vendidas en Europa. Porque detrás del pragmatismo siempre ha escondido alma.